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El derecho ya no es una escuelajurídica, teoría legal: la vida misma



. BLAS A. BUENDÍA ……………………………………….

Como si fuera un auténtico “demonio carnívoro”, desde que Andrés Manuel López Obrador asumió gratuitamente todo el poder presidencial —dominando desde el Congreso hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación—, vive en la completa degradación que, para el tristemente célebre líder de la Cuarta Transformación, “no existe ni la Constitución, ni la justicia, ni la dignidad, ni la congruencia, ni la decencia, ni la diplomacia democrática, y mucho menos —en su atropellado léxico, gobernado por una pavorosa dislexia irreversible—, nunca le ha mostrado ni un céntimo de amor a México, sino lo odia”.

Detrás de sus maquiavélicas facciones, el fenómeno de la corrupción corroe al famoso Pejelagarto, ya que circula por las redes sociales una posible y autentica grabación con el inconfundible sonsonete, que inverosímilmente, en víspera de elecciones, confesaba en medio de la pandemia del Covid-19:

“…Me hicieron llegar 956 millones de pesos; vamos a tener mayoría en el Congreso para imponernos por la fuerza… convencer…, persuadir… entonces no creas que me preocupa mucho la saturación de hospitales, a los muertos ya no los tomamos en cuenta, pero era para esto…, que siempre el tronco sea para esto. Estoy hablando de miles de millones de pesos…”

Si bien es cierto que “sin justicia no hay nada”, para la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., “el tema de la procuración e impartición de justicia es uno de los más importantes y uno de los que más nos preocupan a los abogados de todas las épocas.

“Sin una buena, honesta, transparente y docta aplicación de ella, no es factible llevar una existencia realmente democrática. Sin justicia no existe seguridad ni convivencia digna entre los mexicanos”, señala para enfatizar: “La falta de esmero en el ámbito de justicia es un tema que apasiona a la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México., sus alcances en el entorno social son de gran relevancia”.

Explica que la Justicia es aquél valor que el mexicano acrisola para definir el bien excelso que nuestra Nación requiere, en toda y cada una de sus aspiraciones, sean éstas de índole político, social, cultural, y un largo etcétera. El valor de la Justicia como se afirma, es fundamental y se actualiza en todos los momentos del devenir de México; su esencia es siempre la misma y ese atributo enaltece el significado inmerso en los conceptos de nuestra gran Nación.

Todos sabemos —destaca— que para llegar a la Justicia se requiere del Derecho, ya lo dijo de forma muy evidente Don Ricardo Franco Guzmán en sus cátedras universitarias: *“El derecho ya no es una escuela jurídica, es una teoría legal: es la vida misma”.*

Consecuentemente y acorde con el concepto expuesto por ese gran togado, si el derecho es la vida misma, éste influye de manera determinante y da origen para que el Estado siga por un buen camino, por ello el gobierno únicamente debe recorrer la vereda que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala.

Para los apreciados lectores podrán surgirles las interrogantes, ¿a qué viene todo ello?

Explica: “Muchos somos los que pensamos y afirmamos que la Cuarta Transformación de la República debe abandonar la postura de inaplicar la Carta Magna; desechando aquello que ‘me importa un bledo la ley’, palabras que únicamente echan por tierra el espíritu y letra de nuestro Pacto Federal.

Parafraseando al pueblerino macuspanense, hoy Presidente de México —surgido de la ocloracia pura—, “Que no me vengan a mí de que la ley es la ley, que no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley —reiteró—“, dejando ver que la ley obstaculiza su programa de gobierno. Esa declaración relega la de Juárez, que tanto invoca de que al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.

O qué mejor interpretación sociópata la del “émulo” juarista: *“Para los amigos, justicia y gracia. Para los enemigos, la ley a secas”.*

En este sentido, la citada Academia esclarece que el Poder Ejecutivo, desde ya, debe de abstenerse de participar en cosas que no le incumben y debe de cumplir de manera cabal con lo que ordena la ley, quizá ello le favorezca para evitar se siga mermando su personalidad.

No obstante de ello, el zafio Andrés Manuel López Obrador —dícese de la persona grosera o con falta de modales con los demás—, en cuestiones de justicia —que jamás dejará de ser una piedra en el zapato—, ha venido incurriendo en la dinámica y sistemática artimaña con el gravoso delito de *OMISIÓN*, ya que debe única y fundamentalmente ordenar que se combata la corrupción en el medio de procuración e impartición de justicia.

“Esa intervención del Estado es y resulta trascendental, por cuanto persigue que por medio de la justicia se obtenga la virtud que México merece por ello. *Iustitia virtutum regina.* Bueno, al menos esa es la opinión de quienes pensamos que la justicia debe de mejorar en este país que se llama México. ¡Es cuanto!”, dijo finalmente Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.

*“¡Genial!”*. La crítica constructiva forma criterios. El colectivo social acusa que le encantó cómo Roger Bartra —miembro del Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1971 y desde 2004 es investigador emérito—, describiera al violador de la Constitución: *“Pepenador de ideas en el basurero de la historia”*, cuya frase fue, además, calificada como *“¡genial!”*

Periodistas críticos también aseguran que el presidente Pejelagarto sigue empecinado en demoler las instituciones republicanas y democráticas de México, trastocando ahora al Instituto Nacional Electoral (INE), a través de un infausto Plan “B”, bajo la confabulación abyecta del Senado de la República que encabeza el ex priista Ricardo Monreal Ávila.

La reforma electoral de López, es el plan de un bandolero, es la estrategia de un asalto al INE para quedarse con el botín y acomodar las leyes a conveniencia de un régimen autoritario que busca usurpar el poder.

Dice la ex diputada federal priista y periodista crítica del régimen actual, Beatriz Pagés, “el Plan es la guía del autoritarismo y la delincuencia electoral. Contiende cuando menos 20 propuestas que violentan la Constitución. No resuelve conflictos políticos ni fortalece la democracia. Solo está pensada para brindar las arbitrariedades del presidente”.

El objetivo de la reforma —añade— es destruir la estructura administrativa y financiera del INE. Justifica la medida con el argumento de que el instituto está en manos de una *“élite académica”* cómplice de fraudes y abusos, cuando lo cierto es que la *“austeridad republicana” es el velo que esconde el hurto institucionalizado para seguir comprando votos.*

El Plan B —subraya— es un plan de demolición del INE. Acaba con el servicio civil de carrera, elimina direcciones, desaparece fideicomisos, suprime áreas del Tribunal Federal Electoral, impide tener personal calificado y competente, debilita a los órganos electorales de los estados, busca, en resumen, tener un órgano electoral en silla de ruedas que sea incapaz de impedir un fraude electoral en el 2024, año que renovará la presidencial en México.

Frente a todas estas enfermizas y arrogantes condiciones del Pejelagarto-presidente, y en un plan injerencista, violando los preceptos de la Ley Estrada, así como los convenios internacionales, se fue a meter hasta la cocina de los peruanos.

En Perú, el Congreso popular, el Poder Judicial y las Fuerzas Armadas operaron para recuperar la institucionalidad del país que para el propio oclócrata Obrador, se niega en reconocer el derrocamiento de Pedro Castillo, aventándose la puntada que “la relación con Perú está en pausa; para México, Pedro Castillo sigue siendo el presidente, y que las autoridades que detentan el poder deben reconocer que fue elegido por voto popular y revertir su destitución”. López, se ha convertido en el reacio defensor de las causas perdidas y es el farol de la oscuridad de Palacio Nacional.

En su conferencia matutina, López Obrador dijo que el reconocimiento (a otros gobiernos) no existe en la diplomacia mexicana, “es contraria a nuestra tradición”, por lo que no reconoce la administración de Dina Boluarte.

“Lo que está haciendo nuestra diplomacia es analizar, juntarse con otras naciones, y que se respeten los derechos humanos”, declaró.

Los gobiernos de izquierda de México, Colombia, Argentina y Bolivia —que se integran al siniestro y rapaz Foro comunista de Sao Paulo—, pidieron recientemente al actual gobierno de Perú respetar el voto que llevó a Pedro Castillo a la presidencia en 2021.

“Exhortamos a quienes integran las instituciones de abstenerse de revertir la voluntad popular expresada con el libre sufragio”, se lee en un comunicado conjunto.

Contrariamente a lo que acremente ocurre dentro de sus fronteras, los gobiernos de los cuatro países llamaron a *“respetar”* los derechos humanos del ex presidente, así como protección judicial, pues sostuvieron que fue víctima de hostigamiento en su mandato, antes de ser destituido el pasado 7 de diciembre, por “incapacidad moral” después de que anunciara la disolución de la Cámara y la instauración de un “gobierno de excepción”.

Pareciera que el fin de las dictaduras está por llegar a su fin, tan solo en América Latina. Por ejemplo, en Venezuela volvieron a resurgir las esperanzas de retomar una nueva vida democrática e independiente.

Noticias internacionales develan que el recalcitrante periodista mexicano Jorge Ramos, presentador del Noticiero Univisión que se transmite en Estados Unidos y en 16 países latinoamericanos, detalló: *“Por fin, después de tantos años de la brutal y criminal dictadura de Nicolás Maduro, hay una posible salida para la democracia en Venezuela. ¿Cuál es? Elecciones libres y supervisadas internacionalmente en el 2024. Pero es un camino minado”,* admitió.

Afirma que desde que Maduro llegó al poder por dedazo, tras la dudosa muerte del golpista, autoritario y todopoderoso Hugo Chávez en marzo del 2013, miles de opositores han sido asesinados, torturados y encarcelados.

Se trata de “crímenes contra la humanidad”, según un reporte del año 2021 de las Naciones Unidas. “Maduro, apoyado por otras autoridades, es el principal arquitecto del diseño, implementación y mantenimiento de una maquinaria con el propósito de reprimir a sus opositores”, concluye el informe especial.

Ante este negro panorama, antes, durante y después, López Obrador ya no es un peligro para México, sino un terrorista unitario que ha horrorizado al mundo entero, en aras de tejer “un nuevo modelo” socialcomunistoide en América Latina desde México.

Un mandatario que pese haber llegado al poder por la vía de la democracia, millones de mexicanos se llevaron el chasco de su vida, porque el Pejelagarto-presidente, asumió una postura demoledora, comenzó a destruir instituciones, que, cuán vil patán y ladrón, pretende seguir saqueando los recursos económicos y financieros de la Nación, bajo la complicidad de un Congreso popular diseñado a modo.

Conclusión: *¡AMLO odia a México!*, porque México vive años de odio, auspiciado por quien debió haber velado por la paz, la concordia y la reconciliación. *¡AMLO odia a México!*, más aún porque la crispación social es latente todos los días.

Según estadísticas de *“los otros datos”*, los muertos de AMLO... van 91 mil asesinatos durante su sexenio, más que con Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

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