El veneno de la ingratitud

. BLAS A. BUENDÍA. ………………………………………

No hay duda que Andrés Manuel López Obrador, quien en breve dejará de ser el peor presidente que haya tenido y sufrido la historia de México, la comunidad intelectual y la sociedad en general, además de repudiarlo, lo instalará en el pedestal de los brutos.

Sí, de aquellos agentes que transforman el poder en una ínsula de arrogante tiranía, todo por configurarse en un necio y en un incapaz que carecen de la suficiente inteligencia y conocimiento para perfilar al país con extraordinarias fuentes de desarrollo, sus actuaciones como gobernante carecieron de miramientos de altura por sus constantes torpezas.

Al respecto, la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., presentó un análisis sociopolítico referente a “El régimen que ya se va…”, enfocado en el aparato de justicia, cuyo sistema judicial independiente y su promulgación de leyes desde la época juarista.

Dentro de esa llamada Cuarta Transformación de la República, la Academia referida, reprobó la espuria maña del Obradorato, pretender destruir el último reducto de la democracia nacional, que recae en la existencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, instaurada el primero de junio de 1917, tras la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

“Existe un inconcebible deseo de crear unos tribunales que encarnen la justicia que exige Andrés Manuel López Obrador, que destaquen con luz propia aquellas determinaciones jurisdiccionales que amparen y protejan al honor del deplorable gobierno del Poder del Ejecutivo”, reprobó.Y remata: “Con la forma de pensar de los adoradores del Movimiento de Regeneración Nacional que aprobaron el adefesio de su ‘Reforma Judicial’, se pretende que ‘el Primer Magistrado de la Nación sea concebido como la institución más fuerte y poderosa del Estado’, despreciando con ello la separación de poderes. Con esas reformas ya aprobadas, resultaría condenable para ellos cualquier crítica o tenue dubitación que se opusiera a la figura presidencial”.

Sentencia: “Ni la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, ni la abogacía independiente de la República, ni los actuarios, ni los notificadores, ni los guardianes de la ley, ni los secretarios, ni los jueces, ni los magistrados, ni los ministros, ni la dignidad de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, compartimos con esa absurda Reforma Judicial”.

Actuando como aquel fratricida jovenzuelo de Macuspana, que alguna lanzar con criminal destreza la piedra para esconder de inmediato la mano, la citada Academia referida avizoró que el pueblo “bueno” de Andrés Manuel López Obrador, pretende ahora que se convierta en el mazo destructor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de nuestro Estado de Derecho: esa absurda “Reforma” para los entendidos, traerá como consecuencia la debilitación de los cimientos registrados en nuestra Constitución, por sobre todo en lo que se refiere a la Separación de Poderes.

“El deseado voto popular para la elección de impartidores de justicia es una situación jurídicamente insostenible e indeseable”, ilustró el abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz, para aseverar: “Andrés Manuel López Obrador no se atrevió durante su gobernanza a combatir la corrupción de aquellos pocos jueces, magistrados y ministros que prostituían a la justicia”.

Sin embargo —subrayó— ahora se jacta de que existe gran corrupción dentro del ámbito de impartición de justicia y por lo mismo, fueron aprobadas esas indeseables “reformas”, para con ellas exhibir su rudeza y valentía destruyendo a los muchos y buenos impartidores de justicia que velan por la seguridad jurídica de nuestro México.

“Vaya descaro de Andrés Manuel López Obrador y su caterva de seudo ilustrados que le aplauden y confunden a los buenos impartidores de justicia con aquellos que fueron protegidos por la corrupción y la narco-política de su Cuarta Transformación de la Nación”, recalcó.

En resumen, ese pueblo bueno, a quien desilusionó, hoy le reclaman su veneno de la ingratitud, reprobando su desfasada egolatría “El Estado soy yo y punto…, por lo que la democracia mexicana instalará a  AMLO en el pedestal de los brutos, toda vez que jamás dejó de ser “un peligro para México”.

“¡Es cuanto!”, puntualizó la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., que preside el penalista Alberto Woolrich Ortiz.