Es Julia Klug, agitadora corrupta morenista de origen guatemalteco

. BLAS A. BUENDÍA. ……………………………………………….

En el apellido lleva la penitencia de la famosa “K”, la cual podría correlacionarse con la emblemática tenebrosidad del Ku Klux Klan (KKK), comparada al criminal nazismo hitleriano, vinculándose en sus tiempos y formas esos dos movimientos.

Alrededor de las tres famosas “k”, éstas pertenecen a un grupo de odio​ supremacista blanco estadounidense, conocido por promover por medio de actos violentos y propagandísticos, como el racismo, la xenofobia y el antisemitismo, así como la homofobia, el anti-catolicismo y el anti-comunismo.

Esa podría ser una de tantas carteras de Julia Klug, hoy pagada por el gobierno amlista, que en sus múltiples facetas de provocadora profesional, fue la que dogmáticamente sigue encabezando el plantón que se instaló a la entrada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que incluso, según revelaciones del INAI, la guatemalteca de 70 años de edad, aparece su nombre y apellidos en las nóminas de la Secretaria del Bienestar y de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX), organismo descentralizado, sectorizado a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.

Con su separatista verborrea, Julia Klug con frecuencia ha recurrido al terrorismo verbal, la violencia oral y actos intimidatorios –el más famoso quizá siendo la quema de cruces– para imponer su criterio y oprimir a sus víctimas, cuando en la época del Cardenal Norberto Rivera Carrera, fungió como la piedra en su zapato por delitos de pederastia, toda vez que en junio de 2017, al cumplir 75 años, presentó su renuncia canónica al arzobispado de México, a Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco.

Al muy estilo Ku Klux Klan, la señora Julia Klug agrupa a varias organizaciones estructuradas a modo de sociedad secreta, que con frecuencia han incurrido en apología del delito.

Muestra de ello, ha recurrido a todos los métodos de protesta, desde el uso de máscaras de cerdo, una lupa gigante hecha con un tambor de costura, excremento de plástico y cientos de disfraces forman parte del acervo de Julia Klug, una amotinadora que inventa y fabrica sus indumentarias para sus manifestaciones de todo tipo, aplicadas desde hace más de tres décadas, motivada por una desgarradora historia.

Sin incurrir a la apología del delito, Julia Klug no abandona ser una frenética luchadora y activista social de origen guatemalteco; radica hace muchos años en México, “despierta y conmina a los mexicanos para despojarse del velo de su pen-de-jis-mo (sic)”, en la víspera de que Andrés Manuel López Obrador fuera encumbrado en la Presidencia de México.

Pese a ello, sus manifestaciones son pacifistas, pero con un alto sentido patriótico que rompe esquemas sobre el malinchismo que profesan los pobres mexicanos, toda vez que —sentencia— “tienen el gobierno que merecen”. Sin embargo, a la vuelta del tiempo, ya no piensa de esa manera porque su radicalismo la transformó en una chaira activa sobornada.

Gracias a sus expresiones, el Vaticano "jubiló" al Cardenal Norberto Rivera Carrera de acusarlo de pederastia y luego porque el Estado mexicano desapareció a hijo. La señora Klug obligó que el purpurado se exiliara prácticamente en Roma, al tiempo que lucía atuendos vestida de Cardenalicia.

Es menester escucharla porque lo hace de una manera enjundiosa que rebasa todo esquema de educación, no obstante que en la profundidad de su elocuente misión, hace un llamado a la población de México para quitarse ese atavismo de ignorancia, valiendo la pena votar por otra opción en contra del genocida partido MORENA, cuyos integrantes se han transformado como Enemigos de la Patria”.

Su rosario de alardes emocionales no queda ahí. La plataforma de TikTok —comunidad global de videos cortos, donde se descubren, crean y editan videos increíbles, compartirlos en el mundo entero—, prácticamente la desnudó al publicarle una emblemática fotografía de la traición, al aparecer en público, besando al Peje Lagarto.

“¡Ni cómo reclamarle!” —advierte un TikTok difundido en la plataforma Kwai—, donde advierte que “en una nación de libertades como México, ¡claro que puedo hablar!”.

En el marco de una marcha-mitin que aglutinó a miles de compatriotas en Paseo de la Reforma, gesticulaba: “Estamos aquí al pie del Ángel de la Independencia, totalmente indignados porque vemos que el pueblo de México es apático y valemadrista”.

“Esta ley nos va a perjudicar a todos (el acotamiento de las Garantías Individuales). Si fuera un gol de la selección, ya estaría hasta la madre El Ángel.”

“¡Lucha!, ¡lucha!, ¡lucha!”, concluyó Julia Klug, al condenar la mordaz política de inseguridad que ha propiciado el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien el colectivo le envió decir, como parte de “la indolencia de un cínico invasor de Palacio Nacional”.

Por lo mientras, la doña tiene asegurada económicamente su vejez, ya que el gobierno de la 4T le otorgó el pago en doble nómina con el visto bueno del despreciable presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Ahora, doña Julia le besa la mano al Peje Lagarto cuando en su pasado, se transmutaba como una acérrima viperina del mal gobierno amlista, surgido éste de la oclocracia y considerado engendro de la kakistocracia, que integra a un sinnúmero de opresores y narco-sicarios, quienes han hecho de México su gobierno de facto