Estamos viviendo en un verdadero Estado fallido con el actual Gobierno Federal.

…. EDMUNDO OLIVARES ALCALA……… México ‘duerme’ en llamas, los cárteles dejan a su paso angustia dolor y muerte, queman vehículos en Jalisco y Guanajuato, Tijuana, Michoacán u otros estados de la República Mexicana, realizan balaceras, bloqueos e incendios provocados, sembraron el pánico en territorios del país. La tasa de homicidio de México es una quinta parte de la que tenía Colombia y se sitúa considerablemente por debajo del promedio de América Latina. La comparación con Colombia es objetable desde la óptica de las cifras, el tema de fondo es la descripción de los narcotraficantes como insurgentes. Empecemos por lo obvio: los carteles de la droga no buscan sustituir al gobierno de México; buscan, eso sí, controlar algunas de sus decisiones, esenciales para la continuidad de sus actividades ilícitas. En el transcurso de la década, el narcotráfico ha consolidado su poder en México, el país èsta hundido, en los últimos 10 años en una espiral de violencia e inseguridad propiciada principalmente por la ineficiencia de las estrategias gubernamentales, que han sucumbido ante un enemigo cada vez más sanguinario y cruel. Aunque no puede hablarse de México como un Estado fallido, las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas y corrompidas, y es necesario encarar prontamente su reforma si se quiere enfrentar el problema En días pasados, la ira criminal se desató en varios estados de la República Mexicana, los ataques de presuntos sicarios paralizaron varios puntos de los municipios atacados, los vecinos reportaron balaceras, bloqueos e incendios, a través de redes sociales. En videos difundidos por los testigos, se escucha el mismo sonido de silbidos y detonaciones producidos por armas de fuego. Lo más grave de todo es la forma en que bajan de su unidad a un padre de familias y frente a sus dos hijos e esposa lo asesinan, a otro pareja la despojan de su unidad y la queman. La violencia, las masacres, el terror de los enfrentamientos entre grupos criminales, además de la irrupción del gobierno en la batalla por detener el trasiego de droga se ha complicado en la última década. México pasó de ser el escenario de una guerra intestina a ver cómo el narcotráfico toma, paso a paso, el poder en el país, sembrando el terrorismo. Gracias a la política el Gobierno Federal, en diferentes del país los cáteles de la delincuencia siembra la angustia, terror, se apodera de la nación, y las autoridades federales, bien gracias, porque para ellos, estos asesinos son seres humanos y también merecen protección y castigo con abrazos. La inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. El gobierno morenista dejó que la delincuencia se apoderara del país y claudicó ante ella, en lugar de combatir la inseguridad, se dedica a perseguir a adversarios políticos y amedrenta con la FGR o la UIF, pero a los delincuentes se les da un abrazo y por se están expandiendo. Se manifiesta en dos formas: la inseguridad que vive la población, afectada por el aumento de los delitos, y el auge del narcotráfico, que se explica por la incorporación de México a la ruta de la cocaína proveniente de Colombia con destino a Estados Unidos. Se manifiesta diariamente en una creciente violencia, concentrada en los enfrentamientos entre organizaciones criminales y entre estas y las fuerzas de seguridad. Aunque no puede hablarse de México como un Estado fallido, las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas y corrompidas, y es necesario encarar prontamente su reforma si se quiere enfrentar el problema