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Fallas de Andrés como presidente. Muy grave su diagnóstico psíquico



. BLAS A. BUENDÍA. ……………………………………………

La conjugación de hechos que en últimas fechas ha surgido en torno al quehacer político nacional, crea una mayor especulación debido porque el Jefe de la Mafia de la supuesta izquierda Andrés Manuel López Obrador, dejó en claro que por enésima ocasión, demuestra poseer tendencias no solo de trastornos bipolares crónicos, sino de un descomunal neofascismo recalcitrante al muy estilo del dictador Adolf Hitler, que lo transforma en un extraordinario y plenipotenciario ¡peligro para México!

Tras la sarta de ecuménicas acusaciones con uno de sus hermanos, Arturo, quien dijo de su consanguíneo “es un tirano” porque a todo le ve defectos, ataca sin pruebas a las personas que no comulgan con su “doctrina del terror”, incluso también fue víctima de ataques toda vez que el ahora famoso Presidente Legítimo, lo calificó de ser “un traidor”.

El meollo de esta controversia, hablando metafóricamente de Abel y Caín, o Kramer contra Kramer, se concentra al apoyo que profesó Arturo, es decir, razonó su voto en tiempos electorales en Veracruz para el candidato del PRI, Héctor Yunes Landa.

No obstante de ello, Arturo López Obrador pidió a su hermano, Andrés Manuel López Obrador, respetar las convicciones de los individuos, aunque no coincidan con sus opiniones.

La pugna familiar surgió durante una entrevista que Arturo ofreció a la conductora de un noticiero televisivo, donde el aparente “hermano incómodo” del entonces dirigente nacional de MORENA, reiteró su apoyo a la campaña del candidato del PRI en la carrera por alcanzar el gobierno de Veracruz, lo que originó ver nuevamente el rostro oscuro del mesianismo pejista.

Arturo lamentó los señalamientos de su hermano, quien lo acusó de ser un "traidor" por haberse sumado al bando de los "corruptos".

El ahora “integrante incómodo” de la familia lopezobradorista —residente en Veracruz—, fue cauteloso para “no dañar más la moral de Andrés Manuel”, que si bien subrayó no buscar polemizar con su hermano ya que reconoce en él a “una persona con valores”, que debería de llegar a la presidencia de México (…¡¿…!?...), al conocer las necesidades del país.

Sin embargo, Arturo consideraba que su consanguíneo debería ser más tolerante con quienes no comparten las mismas ideas. "No quiero polemizar con él, pero también no se vale ser tirano, y querer que todos pensemos como piensa él. Yo creo que en todos los partidos hay gente buena, que quieren que las cosas cambien”.

Pero en esta nueva guerra fratricida entre Andrés Manuel López Obrador y su hermano Arturo López Obrador, AMLO admitió que “hasta en las propias familias hay traidores”, lo que para el consanguíneo calificó estos señalamientos como “ligeros”.

“Lo importante no son los partidos, sino las personas que quieren rescatar al estado”, dijo convencido Arturo López Obrador, para enviarle un mensaje al ex líder de MORENA, de ser más tolerante con quienes no comparte las mismas ideas y expresiones, aunque para la vox populi, consideró este suceso: “…Pasa hasta en las mejores familias…”

Fuentes cercanas al círculo rojo del poder de la izquierda, afirmaban que el vaivén de este escándalo mediático entre “hermanitos te veas…”, todo se debe a una riña familiar desde hace muchos años atrás; una, que los hermanitos López Kamarasov no han podido superar pese a su línea consanguínea y amor que se tienen.

Se conocen infinidad de casos donde los hermanos se pelean por ese un aparatito llamado Nintendo, el cual los hipnotiza y hasta idiotiza todo el día, pero en los López Bros es diferente, llevan más de dos décadas peleando por lo mismo hasta el día de hoy, donde Arturo explotó y tuiteó con mucho coraje en contra de su hermano, llamándole “tirano”.

“No quiero polemizar con él, pero también no se vale ser tirano y querer siempre el primer control para ser el Mario Bros, siempre me toca Luigi y nunca me da de sus vidas (…), estoy harto y cansado, han sido muchos años de intentos por querer usar ese control y él no lo suelta, tiene problemas de obsesión por el control”, comentaba enfadado Arturo.

El episodio familiar fue una cortina de humo totalmente mediática, ya que aparte de este deleznable caso, se tienen reportes en otros sucesos relevantes donde se pellizcan, se esconden cosas, rompen los juguetes del otro o se los roban y más…, pero lo que sí es un hecho es que si siguen estas polémicas públicas, a los dos Lopitos se les va a castigar sin Nintendo y televisión por el fin de semana y se les va a poner hacer planas de sumas y restas todo el día para que se les quite lo rijosos…

Dramática bipolaridad. A modo de reiteración, es necesario apuntalar que en el polémico libro intitulado Crímenes Ocultos de López Obrador (investigación periodística de este reportero, escrito hace más de tres lustros y cuyo texto ha sido censurado por la Mafia del Poder Político de la izquierda primitiva kakistocrática, pero nunca desmentido), se presenta un estudio siquiátrico cuando Andrés Manuel compitió por primera vez por la Presidencia de la República, generando no solo el malestar del tabasqueño ya que este incidente literario lo consideró como parte de la lucha por el poder, incluso dijo que “todo era normal” porque —aseveró— “el que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.

El hecho quedó como una anécdota en la arena política, pero ese texto —quiérase o no—, en su momento le obstaculizó sus aspiraciones presidenciales, porque se contextualiza cómo fue que le cegó la vida a su hermanito José Ramón, a quien le dio un balazo en la cabeza.

Y luego, otro crimen que ha quedado en la impunidad, la agresión a su amigo José Ángel León Hernández, que tras el fulgor del juego de la pelota caliente en Tabasco, le lanzó un pelotazo de béisbol a la nuca cuando éste le ganó una contienda a golpes que Andresito perdió, y como venganza le dañó la salud hasta fallecer 30 años después.

Los sucesos ocurrieron en Macuspana, Tabasco, en la década de los 70’s; le trajo a Andrés Manuel un remordimiento interminablemente y una inquietud sicológicamente agobiante porque —advierten siquiatras—, “incidentes de esa naturaleza jamás se difuminan, queda un registro criminal para toda la vida en sus mentes”.

El comportamiento antisocial del tabasqueño sigue siendo caótico no solo para su persona, sino para todo un país que hoy gobierna tras 18 años de lucha rebelde para llegar a la Presidencia de México, a la que se quiere afianzar violando toda regla legal y constitucional.

Núcleos sociales y comunidades de avezados intelectuales, el famoso AMLO sigue siendo un serio peligro para la nación; no obstante, el tabasqueño le ha vendido a un gran sector del pueblo —carente de estudios académicos obviamente, en sus más diversos niveles—, la idea de que él sería el Mesías para salvar a México de sus tragedias, pero su administración como Jefe del Ejecutivo Federal incurrió en una oleada de irregularidades que, al tener un Congreso a sus pies, se conformó una élite monárquica surgida del fenómeno de la kakistocracia, con múltiples riegos de perderse hasta la paz social.

La espiral de sus acciones ha permeado en la vox populi, lo siguen considerando como un político valiente, arrojado y capaz de dominar a las masas con versillos fatuos que tropiezan en la vulgaridad y en el retraso mental para todos aquellos que le han seguido los pasos desde cuando fue invasor de pozos petroleros, atentar contra el Patrimonio Nacional, pasarle la charola a los gobiernos en turno, bajo la arrogante premisa por su “desgaste físico”, logrando amasar grandes fortunas ilícitas que en lugar de repartir esos “botines de guerra”, se los quedaba con toda elocuencia de cinismo.

Mandaba al diablo a quienes protestaban declarándolos “enemigos de la plutocracia izquierdista”, pero sus talantes de corrupción, chantaje y extorsión profesionales, lo han encumbrado en los cuernos de la luna, ya que si bien es cierto que Andrés Manuel López Obrador tiene cuentas pendientes con la justicia con un archivo activo de 95 averiguaciones previas (hoy Carpetas de Investigación, conforme al Nuevo Sistema Penal Acusatorio), sigue operando bajo el paraguas de la impunidad.

Lejos de ser un Robín Hood (modernizado), ha poseído tanta suerte que en cada berrinche “se saca la lotería”, es decir, en jorradas electorales y al aventarse la puntada y la aventura de conformar un partido político, llamado MORENA (Movimiento Regeneración Nacional —que más bien parece ser el basurero de la política mexicana ya que aglutina a decenas de cartuchos quemados—, logró su registro para ahora sí, “ganarse la vida honradamente” a través de las prerrogativas que el Sistema de Partido y las Leyes Electorales de México, le otorgan por ley constitucional.

Lo cierto que López Obrador está obcecado por el poder, pero tiene un gravísimo defecto que son sus trastornos bipolares, padece de una maraña llena de monstruos en su cabeza.

Todo le pasa, le ocurre y lo sufre de forma enfurecida. A lo largo de los días, vive periodos de alegría y tristeza, su mente cambia de acuerdo con sus pensamientos y circunstancias y esto se considera —según calificados sicólogos—, “normal”.

Sin embargo, cuando tiene episodios de extrema y exagerada euforia, apuntalado por lapsus de la más profunda depresión, estos padecimientos puede ser signo del trastorno bipolar.

Conocido también como enfermedad psicosis maníaco-depresiva, este trastorno mental no respeta sexo, condición socioeconómica, raza o credo…, es algo que puede afectar a infinidad de personas, y siendo tan frecuente, es necesario conocer sus signos y síntomas, sus causas y su tratamiento, porque muchas veces los cambios de humor y trastornos en López Obrador, explotan por la nada…, un comportamiento descontrolado con devastadoras consecuencias “creativas” como abusar sociopolíticamente de la ignorancia coyuntural de la gente.

El trastorno bipolar es una grave enfermedad mental que consiste en cambios de humor extremos. También se le conoce con el nombre de enfermedad “locura circular”, que puede ser causada por un desequilibrio químico en el cerebro.

Es un padecimiento que suele ser complicado fundamentalmente por la falta de diagnóstico adecuado y oportuno.Los que sufren del trastorno bipolar experimentan muchos cambios de ánimo que no son usuales en personas con buena salud. A veces se sienten muy felices, animados y más activos que de costumbre, a esto se le conoce como “manía”, que significa literalmente “locura”; y

Otras veces los que sufren de él, se sientes muy tristes, deprimidos y poco activos; a esto se le conoce como “depresión”. El trastorno bipolar también puede provocar cambios en la energía y en el comportamiento.

Estas fases de alegría, exaltación desenfrenada o irritabilidad y grosería, se mezclan muchas veces con otros episodios en que la persona está con depresiones intensas, con bajo estado de ánimo sociabilizado, incapacidad para poder disfrutar el significado de la vida; falta de energía, ideas negativas y, en casos muy graves, ideas de suicidio hasta la manipulación colectiva, como lo ha hecho consuetudinariamente.

El trastorno bipolar a veces se hereda entre los miembros de la familia. Si se tiene un padre con trastorno bipolar, su probabilidad de padecerlo, es mayor.

Tanto el hombre como la mujer pueden tener trastornos bipolares. Las personas de todas las edades lo pueden presentar. Esta enfermedad se alterna con tres tipos de episodios: depresivos, normales y maniacos.

Antes, el diagnóstico de este trastorno podía tardar hasta diez años, ahora se ha reducido a un promedio de cinco años. En México, aproximadamente el dos por ciento de la población tiene trastorno bipolar, y solo la mitad o menos, reciben atención médica-siquiátrica, en gran medida por la falta de recursos y programas destinados a la materia de salud mental.

El trastorno bipolar afecta a entre el cuatro y cinco por ciento de la población mundial, tanto a hombres como a mujeres por igual, no distingue entre raza, cultura o posición política y social. Generalmente aparece en las últimas etapas de la adolescencia o al principio de la adultez, que sería entre los 15 y 25 años.

Pero también niños y adultos pueden sufrir el trastorno bipolar. Universalmente empieza con un episodio depresivo (en el 75% de las mujeres y el 67% de los hombres) y puede haber varios episodios depresivos antes de que aparezca un episodio maniaco.

A pesar que este tipo de enfermedad dura toda la vida, en la presunta paranoia de López Obrador —revelan sus más cercanos colaboradores—, padece de una esquizofrenia aguda seguida en delirios de persecución, por lo general el paciente cree que todos están en su contra o no responden a sus exigencias, o que quieren arruinar sus proyectos por envidia, maldad, o solo por inferir, generándose asimismo, trastornos de personalidad sumamente radicales que impactan en sus relaciones con el político.

Según estudios médico-siquiátricos, las causas y/u origen del trastorno bipolar, se estima que es debido a cambios y mal aprovechamiento de los neurotransmisores en el cerebro. El paciente empieza a tener problemas para producir sustancias como serotonina, noradrenalina, norepinefrina, dopamina y acetilcolina, que regulan los estados de ánimo del ser humano.

Generalidades. De tal suerte, la generalidad de los síntomas, radican en la siguiente enumeración: Euforia y alegría anormales y excesivas. Sentirse muy alegre o animado de modo exagerado y poco realista

Autoestima exagerada y sensaciones de grandeza. Creerse poderoso e importante

Tener problemas para dormir o relajarse. Sentirse muy nervioso, alterado o ansioso

Ganas de hablar más de lo que es necesario, o hablar tan rápido que la gente no alcanza a comprender su pensamiento y entenderlo. Sensación de pensamiento acelerado

Se distrae con gran facilidad, pasa de una cosa a otra en poco tiempo. Dificultad para concentrarse

Aumento de la actividad en el trabajo, en la escuela, en la sexualidad…

Estar inquieto, irritado, enojado o muy sensible...

Presentar conductas alocadas o arriesgadas, pues suponen alto riesgo: compras excesivas, sexo sin cuidado alguno para prevenir cualquier enfermedad venérea, malas inversiones económicas…

Falta de buen juicio. Creerse capaz de hacer muchas cosas a la vez y estar más activo de lo común, con el supuesto don de la omnipresencia y la ubicuidad…

Comportamiento inapropiado en situaciones sociales, como vestir llamativamente con pantalones largos y arrugados; utilizar maquillaje exagerado o extraño; cambiar su aspecto con la intención de aumentar su atractivo en el aspecto sexual…

Ser hostil o amenazar a los demás…

No seguir las normas en sus conductas laborales, políticas, sociales o de estudios, pudiendo tener consecuencias desagradables como hospitalización y serios problemas legales o económicos…; y

Finalmente, fraguar en la muerte y en el suicidio colectivo a través de movimientos antisociales patéticamente manipulados…

Esto es en parte el perfil sicológico de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y/o Manuel Andrés López Obrador (MALO), que no dejará de ser el mismo político que si bien pretendió gobernar a México, lo ha desarrollado con muchas pifias apuntaladas con infinidad de desaciertos.

Pese a todo ello, y su abyecta cercanía con la Mafia del Narco-Poder, los altos mandos de los servicios de inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, ya anunciaron que tendrán injerencia para frenar todo indicio del renacimiento del neo-narco-fascismo en América Latina, degenerado por poderes oscuros.

Al respecto, en tiempo y forma, se recuerda que la revista inglesa The Economist, advertía que con políticas populistas, López Obrador se aleja del legado del ex presidente Lázaro Cárdenas del Río, y puntualizaba que el político tabasqueño no es un estudioso de la política pública, prefiriendo discursos fogosos a planes de diez puntos, toda vez que cuando estuvo al frente de la Ciudad de México —antiguamente Distrito Federal— solo se centró en las autopistas de segundos pisos y de los actores políticos locales.

Aun así —señala la prestigiada publicación— era difícil pronosticar cómo podría gobernar como presidente, basándose de la historia de tres ex mandatarios próceres mexicanos: Benito Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río, a quienes López Obrador los considera sus “héroes”.

Sin embargo, “el señor López Obrador parece entender mal cómo su ídolo dejó un legado tan duradero”. Lázaro Cárdenas tenía un agudo sentido de lo que su hijo, Cuauhtémoc, ha llamado “la distinción entre lo popular y lo populista”, puntualizaba la publicación inglesa.

A raíz de esa publicación en redes sociales y en la prensa tradicional de todo el mundo, generó polémica e inusitada referencia sobre la bipolaridad de un narco-neo-fascista, degenerado con trastornos de esquizofrenia, paranoia y epilepsia mental, en un sujeto llamado Andrés.

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