La banalidad del ser. Explotación capitalista neoliberal. Cambiarlo todo para que nada cambie

JOSÉ LUIS AGUIRRE HUERTA. ……………………………..
Decía Hanna Harem “La existencia de la banalidad del mal”, parafraseando lo anterior es de sostenerse bajo la expresión del mito de Sísifo analizada por Albert Camus, que el hombre a pesar de nacer libre vive encadenado al periplo de la explotación esclavista moderna saliendo muy a cuento el filme de Charles Chaplin, Tiempos modernos.
Tiempos modernos es la noria de un proceso de espoliación fabril a la multiplicidad de oprimidos en el sistema capitalista condenados por Hércules a subir a la montaña a la gran piedra la que posteriormente rueda en descenso para que otra vez acometan a su ascenso de manera imperturbable.
En esas condiciones críticas vive el hombre en la banalidad del ser ante la monstruosa realidad de ignorar cuál es la verdadera razón de su existencia la que concluye con la ruina o el derrumbe de todo ser humano en una caja mortuoria.
El prolegómeno precedente plasma el cuño corriente de la explotación del trabajo donde están subyugados en la competencia capitalista los esclavos modernos.
En el escenario que nos ocupa, presenciamos por ejemplo a los trabajadores del Poder Judicial de la Ciudad de México sometidos a una explotación galopante de plusvalía extraordinaria en el absurdo de trabajar 14 horas diarias de sábado a domingo sin recursos materiales para actualizar una reforma procedimental civil miserable, por cuestiones de ausencia de presupuesto en recursos materiales y humanos para su implementación.
Esos trabajadores esclavos de la modernidad han absorbido las labores de dos o tres más, desplazados bajo un contexto de desaparición de juzgados para proyectarles la tarea de los desaparecidos como una dúplica de carga laboral, es inadmisible una reforma procedimental civil carente de presupuesto en recursos humanos y materiales para su orquestación, en una proyección horizontal del neoliberalismo rapaz, ahora un trabajador debe asumir la tarea de dos más que desaparecieron en la escena.
Todo bajo la complicidad de líderes charros y sátrapas explotadores de las cuotas sindicales, sumamente enriquecidos con el presupuesto que quincenalmente esquilman a los trabajadores constituyéndose tal degradación sindical en miopía y ceguera para la defensa de sus derechos laborales.
La coyuntura planteada es un etcétera del monstruoso aparato de operación y administración de justicia, esta última campea por su ausencia.
La administración de justicia desde el derecho romano esclavo, a nuestros días es un instrumento demagógico constituido en maquinaria en favor de los poderosos contra los oprimidos, el proceso “kafkiano” lo encarna en forma indiscutible.
Pero la maquinaria de lo absurdo, no cesa, el abismo se actualiza entre quienes obtienen emolumentos de más de $200,000.00 pesos mensuales, permitiéndose identificar con la clase dominante y los que trabajan 14 horas diarias sin derecho a horas extras en la cotidiana rutina de operar el remedo de justicia existente desde el derecho romano a nuestros días.
El cambiarlo todo para que nada cambie constituye una justicia colapsada en la podredumbre del trámite burocrático de la sinrazón.
He aquí el ser y la nada con una propuesta de abrogación de un derecho neoimperialista, equiparable a un elefante artrítico con una lejana esperanza de encarnar algún día la justicia.
Bibliografía mínima. La banalidad del mal, de Hanna Harem
El proceso de Franz Kafka. El mito de Sísifo de Albert Camus. Tiempos
modernos, Charles Chaplin. El capital, Carl Marx.
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