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La ley es la ley, y López Obrador debe venerarla “política inadecuada”.



….BLAS A. BUENDÍA………………

En el mundo de la política antigua impulsada por el conocimiento del filósofo griego Aristóteles, hasta la época contemporánea, la ley es el sistema de reglas que gobierna una sociedad con la intención de mantener el orden social, la defensa de la justicia y la prevención de daños tanto individuales como a la propiedad.

Las leyes se aplican a todas las personas por igual. Si se incumple una de sus estrictas reglas, los imputados tendrán que pagar una multa, pagar el daño que ha causado, o ir a la cárcel.

La ley (en latín, lex, legis) es una norma jurídica dictada por el Poder Legislativo, es decir, un precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia, cuyo incumplimiento conlleva a una sanción. Según el jurista panameño César Quintero, la ley es una “norma dictada por una autoridad pública que a todos ordena, prohíbe o permite, y a la cual todos deben obediencia”.

Es de imaginar el caos y el peligro si el mundo, particularmente en México, no hubiera leyes. La gente más fuerte tendría el control y se viviría con miedo.

Es lo que está ocurriendo en México que es gobernado por un oclócrata identificado como Andrés Manuel López Obrador quien le ha dado manga ancha a la narco política, caracterizándose de ser prácticamente un iletrado que llegó al poder por desgracia y asares del destino bajo engaños sistémicos.

Pero “la ley es la ley”, y López Obrador debe venerarla. Así de simple es el mundo. Intentar entender las frases histriónicas del Presidente, nos lleva probablemente a tener que tomar un curso de lógica de nivel secundaria, ya que parece alejado de todo rigor conceptual, “el sostener que una cosa no es lo que es”.

Si bien ha sido calificado por sus antagonistas de llevar a cabo una “política inadecuada” porque ha empañado la imagen de México ante los ojos del mundo, los delitos se combaten con base en la ley, con sustento en el derecho, con virilidad, con decisión y con inteligencia.

No con “abrazos y besos” a la delincuencia como lo ha propuesto de forma chistosa el propio Ejecutivo Federal. “La ley contiene preceptos, no ocurrencias o improvisaciones; la virilidad, no es virtud exenta de inteligencia; todos conocen que el combate a los infractores de la ley no es el mismo que se manejó en las estadísticas expresadas en el Cuarto Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador”, expuso la citado Ateneo del Derecho.

Y asevera: “La ofensiva en contra de la delincuencia siempre debe de traducirse en eficiencia, la actividad de controvertir a los maleantes, a los facinerosos, a los bandoleros debe ser guiada siempre por las instituciones, con sustento legal, asumiendo en todo tiempo sus riesgos y siempre contando con el respaldo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

Jamás —añade— la cruzada que se siga para perseguir a los transgresores de la ley, puede dar cabida a las ocurrencias del Poder Ejecutivo, por mucho menos a la ignorancia. Debe de conocerse la ley para triunfar en esa encomienda.

Ante las vicisitudes que ha vivido la República que dejó de ser institucional para adentrarse al delirante bananismo, en un país cada vez más decadente e invariablemente donde la norma es anomalía, “México necesita, primero, contemplar el problema de manera integral, analizando a profundidad las causas y los efectos que producen las conductas de índole antisocial y no combatirlas con políticas ingenuas de ‘abrazos y besos’.

Se necesita más que nunca enfrentar esa contrariedad con la ley, porque jamás el Poder Ejecutivo debe de consentir, sufrir y permitir que la delincuencia del poder y/o narco-política, sirva de pretexto para trastocar la Soberanía de la Nación”.

Y urgió: “México requiere de manera inmediata, una confronta con decisión a ese problema crucial de la delincuencia, la alta incidencia delictiva en todos los confines de la Nación, por cierto, muy por encima de cualquier país integrante de la Comunidad Internacional, nos obliga a ello.

“Las endebles y cortesanas argumentaciones de ‘abrazos y besos’, están fundadas en ocurrencias y no en la ley. Esas palabras no cumplen ni objetivos ni finalidades, resulta obvio que carecen de utilidad. Lo cierto es que López Obrador cree que gobierna a una Legión de Idiotas, o ciertamente, a un millonario conglomerado humano de incapacidad intelectual.

“El ocurrente político que con esa forma de pensar de ‘abrazar y besar’ para disminuir los índices de criminalidad, ofende a la historia y a las víctimas de aquellos delincuentes, ofende también a la democracia de la Nación.

“Actualmente, ni el derecho y sus motivaciones, ni ningún precepto jurídico de aplicación estricta, apoya esa política de ocurrencia. Hay que cambiar el rumbo. ¡Es cuanto!, concluye el análisis político-jurídico de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., que preside el abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz.

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