La revolución, la gran transformación, sus causas y efectos, los yaquis.
Los Yaquis no eran “unos salvajes”, como los llamaba despectiva y discriminatoriamente el dictador criminal Porfirio Díaz, en sus informes al Congreso de la Unión, tratando de justificar su “guerra” para despojarlos de sus tierras y aguas.
El yaqui tipo es casi un gigante y su raza es de atletas. Es un pueblo trabajador, pacífico y honesto. Excelentes agricultores, construyeron sistemas de regadío, descubrieron y explotaron minas, edificaron ciudades de adobe , sostenían escuelas para sus niños y tenían un gobierno organizado.
Mandaron a poner mojoneras para despojarlos de sus tierras, y regalarlas a extranjeros. Al Jefe de Cajeme le decomisaron 80,000.00 pesos que tenía depositado en un banco, una fortuna en aquella época, y lo mandaron a aprehender, pero como no lo encontraron, quemaron su casa y las de sus vecinos.
El 16 de septiembre de 1878, Porfirio Díaz dijo ante el Congreso; <<Se ha ordenado al general en jefe de la División del Norte, que abra una campaña (guerra) contra las tribus bárbaras, que son tan nocivas en aquellas apartadas regiones>>. Y la guerra de exterminio comenzó y los yaquis tuvieron que defenderse y replegarse a las montañas.
En sus informes al Congreso que abría sesiones los días 1 de abril y 16 de septiembre, el 1 de abril de 1900 Díaz dijo: <<En la campaña de sonora se han hecho miles de prisioneros, entre hombres, mujeres y NIÑOS (textual), y todos ellos han sido remitidos a diversas partes de la República, para que … se adapten a los usos y costumbres de la vida civilizada>>
El 16 de septiembre de 1900 manifestó. <<El enemigo, agobiado, no presenta acción a nuestras fuerzas (en Sonora) limitándose a huir de ellas. Así, pues, esa guerra es hoy de simple persecución y dificultosa por lo quebrado y montañoso del terreno>>.
Los sobrevivientes se internaron en las montañas, y a los detenidos los embarcaron en Guaymas para trasladarlos al sur. 8,000 llegaron a Yucatán como esclavos a las fincas henequeneras, para unirse a los mayas enganchados, hacinados en casas como cárceles, sin escuelas para sus niños y recibiendo como salario manta y una mala comida.
Los padres eran enviados a un lugar, las mujeres a otros donde las obligaban a casarse con nativos, los niños a otro lugar, sin posibilidad de que pudieran reencontrarse. De esa manera perdían su identidad y la etnia tendía a desaparecer con un gobierno bárbaro y criminal.
Es necesario que nuestros jóvenes conozcan nuestra historia, la tragedia que se vivía en México y que dieron causa a la revolución que estableció los derechos humanos, la educación laica, obligatoria, universal y gratuita, los derechos obreros de la jornada máxima de 8 horas, el sindicato, la huelga, los salarios mínimos y el reparto de utilidades entre otras cosas.
Y nuestra ejemplar Constitución de 1917 ordena en su Transitorio XIII la extinción de las deudas de obreros y campesinos esclavizados hasta esa fecha por esas supuestas deudas. Pero de eso seguiremos hablando mañana en nuestro envío VII.
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