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Las Fuerzas Armadas “se mueren de vergüenza” cuando el general Sandoval pronunció mensaje político



Posiblemente nadie dio cuenta o haya desarrollado inmediatamente un “acto de conciencia analítica” cuando el secretario de la Defensa emitió un mensaje político sospechoso en el marco del 111 Aniversario de la Revolución Mexicana, al afirmar que “las Fuerzas Armadas de México tienen como norma la subordinación al poder civil” —cosa que todo iba “muy bien”—, pero disimulara un desafortunado resbalón al llamar a sus subordinados a “unirse bajo el proyecto de la 4T”. La aseveración del abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A. C., le permitió poner “orden jurídico” a la monumental pifia de ese funcionario perteneciente a la esfera armada del Circuito del Poder. “La historia de nuestro muy glorioso Ejército mexicano —señaló— se concibe como algo más que aquellos relatos escritos del acontecer en la Revolución. La gloria del uniforme verde olivo es algo más que aquellas leyendas preñadas de sangre derramada en el pasado”. En torno a la protocolaria ceremonia del 20 de Noviembre, que conmemoró el 111 Aniversario de la Revolución Mexicana, Woolrich destacó que nuestra insigne milicia cuenta con una gran trayectoria, la cual proviene de recios orígenes, mismos que se conformaron y se mezclaron en grandes contiendas en busca de la libertad y la dignidad del pueblo mexicano, esos enfrentamientos culminaron con la construcción arquitectónica de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, emanada como beneficio de la Revolución. “Nuestro Heroico Ejercito Nacional desde siempre ha sido el brazo armado de nuestra Nación y el Garante de su Soberanía. El otro brazo de nuestra República son sus leyes, esas normas son las que le conceden dignidad, honra y decoro a nuestro sagrado suelo. Ambos brazos ontológicamente son nuestra garantía de paz, caudal de libertad y condición sine qua non de la Justicia. Con todo ese cúmulo de conceptos se asegura y garantiza el honor, dignidad y decoro de México”, manifestó. Y abundó: “La historia patria nos dice que nuestros Centuriones de Guerra cuentan con grandes capítulos de esfuerzos y sacrificios, así como de hazañas, gestas y proezas. Esos uniformes verde olivo en múltiples ocasiones se tiñeron de sangre. “Así surgieron los héroes en aquellas grandes batallas, siempre por y para defender el Honor de México. Hostilidades verificadas en Puebla, Churubusco, Castillo de Chapultepec, Molino del Rey y muy largos etc., etc., gracias a esas luchas armadas sus uniformes adquirieron una gran fuerza moral, cuando esos uniformes militares se mancharon con la sangre de nuestros guerreros, México se ciñó laureles de gloria. “Hoy, esos uniformes castrenses se han manchado. No con la sangre derramada en batallas. Se han enfangado, mancillado y salpicado por ciertas palabras de ignominia proferidas por el General Secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, al hacer un llamado a los mexicanos, para adherirnos al movimiento político, impulsado por Andrés Manuel López Obrador”, refirió. Cosa totalmente garrafal, inconstitucional, incurriendo en flagrante violación a la Carta Magna, cuando de ante mano se advierte que menos un secretario de Estado de talla castrense, deba hacer proselitismo, no solo “en reconocimiento” del presidente, sino aleatoriamente a favor de su partido, MORENA, demostrando una vez más que el Ejecutivo sigue siendo tolerante ante lo intolerante, esperándose —en consecuencia— el aquelarre político en el seno del Congreso por la beligerancia con que actúan los secretarios del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador. Para el abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz, en apretada síntesis, “les voy a referir que ese desliz aconteció en el marco de la celebración del ciento once aniversario de nuestra Revolución Mexicana. El súbdito de la figura presidencial, “la defecó” al decir: “Tenemos claro que la subordinación al poder civil es norma, responsabilidad y convicción, debido a que la profesión militar jamás contempla aspiraciones políticas”. La interpretación cae en terreno del chantaje político y es totalmente claro, toda vez que el General comentaría que “es necesario estar unidos en el proyecto de Nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir, nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer una realidad que cada día será más prometedora”. Ahora explico el porqué de su excretación: “El Ejercito Mexicano por tradición y por normas ha sido enemigo de las lisonjas y ello siempre ha sido el ejemplo glorioso de la institución castrense, también es el legado de la guerra de intervención del año 1847, el cual —con el devenir del futuro— fue ratificado al escoltar leal y valientemente al Presidente Madero para su entrada a la capital. Con esa ratificación y con los principios nobles y sentimientos de honor propios de esos cadetes, se grabó simbólica e ideológicamente un gesto de dignidad, un capítulo más de lealtad y hombría, hoy tradición de vuestras fuerzas armadas”. Continuemos con el porqué: “Nuestros soldados de honor siempre han sido enemigos de las palabras rimbombantes, dado que la experiencia les ha enseñado que esos decires sólo acusan pedantería e inutilidad, subordinación a las ilusiones y resquebrajamiento a la férrea voluntad con la que se debe portar el uniforme castrense, aún sea éste el de gala”. Esas palabras expresadas por el Secretario de la Defensa Nacional —reprobó Woolrich— hoy ocupan nuestra atención, dado que al darles tinte político, el uniforme pierde calidad moral. “Nuestros soldados no deben de ser autómatas, sino centuriones conscientes de sus deberes y derechos hacia la Patria y el Ejercito, ello es la herencia obligada de la Revolución”, enfatizó. En este sentido, la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., exhortó al secretario de Estado, general Luis Crescencio Sandoval González, para que en conjunto trabajemos para el reajuste moral y severo de los valores de México, ya tan lesionados por el fenómeno de la narco-política. “México requiere soldados caballerosos, apolíticos, es decir, carentes de una ideología política definida, no denotando ni muestras, ni intereses por los asuntos relacionados con la política, hombres que por su moralidad y amor al uniforme sean garantía para México. “Individuos que respeten la Ley de Disciplina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, la cual reza en lo conducente en su numeral 17: ‘Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente…’”, ilustró Woolrich apuntalando los conceptos del Artículo reformado DOF 11-12-1995. ”¡Es cuanto…!”, concluyó. En síntesis, las Fuerzas Armadas “se mueren de vergüenza” cuando el general Sandoval pronunció absurdo mensaje político que más bien pareciera despertar al México bronco para la inicialización de una “insurrección social”; refirió que los militares están comprometidos en apoyar la consolidación del actual régimen, además, unirse al proyecto de la 4T, lo que obligó a analistas y abogados políticos a pronunciarse: “La defecó el general”

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