Los incultos del poder que desconocen ¡Latín! a ¡latón!, la descomposición 4T
. BLAS A. BUENDÍA. …………………………………………….
Infinidad de abogados que en ocasiones manejan el latín. Eso ya es muy sabido. Hay que leer lo bien que les queda. Por eso hay que escribir que cuando el gobernante no acata la Constitución, ni tampoco combate a la narco-política por defender intereses obscuros, se debe decir en latín que: difficillimun est homines amplissima fortuna ditatos legibus constinere (es difícil hacer acatar las leyes a los gobernantes enriquecidos. ¡Qué elegancia para decirles ignorantes corruptos! Algo fundamental es un prius y cuando se trata del bien de la República hay que indicar favor república.
Las anteriores esencias jurídicas fuer externado por la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, la cual fustigó: “Los narco-políticos en el neoliberalismo y en esta Cuarta Transformación de la Nación, han resultado beneficiados por la insana política de aplicar el conocido principio in dubio pro reo y la insana actitud de dar “abrazos y besos a la delincuencia”. Y todo ello con perjuicio de la justicia mutatis mutandi.
Al presentar un esquema jurídico por el cual cruza México, acusó que “las protecciones a los políticos delincuentes se vienen concediendo por una causa no aprobada en los Códigos Penal y Nacional de Procedimientos Penales, los cuales especifican que con su aplicación en caso de no ser inocentes deben de ser encarcelados. Dura lex, sed lex.
Para obtener esas sentencias condenatorias se dice —esta es una de las expresiones favoritas de los abogados—, que se precisa la existencia del fumus iuris. El humo del buen derecho. ¡Qué bonito si se utiliza! No con un aliento, con un aroma, si se aplica con todo el rigor de la ley.
A la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México —que encabeza el abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz—, le parece, sólo le parece, que el vetusto Fiscal General de la República y consecuentemente el Primer Magistrado de la Nación, no conocen esas expresiones; no saben latín, ni entienden nada de nada. Como tampoco comprenden que juraron respetar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
También es parecer de la abogacía independiente de la República que nuestra Suprema Ley comunica a todo México, a los entendidos y a los no eruditos, de la forma común en que se debe gobernar, resultando ser ello el respeto irrestricto que se debe de tener al contenido y espíritu de nuestra Carta Magna, hasta las autoridades —por muy iletradas que sean—, están llamadas a entenderlo. “Nuestro Pacto Federal no tiene lenguajes secretos ab intra; desde sus adentros ordena justicia rápida y efectiva en el arábigo 17”, aclaró.
El ateneo de estudios jurídico-penales, no se explica, no comprende el por qué Andrés Manuel López Obrador a todas horas y en diferentes tonos refiere: “Mi política es por el bien del pueblo”, que sin embargo, no aplica el viejo adagio jurídico que refiere: “salus populis, suprema lex est”. (La salvación del pueblo está en la aplicación de la Constitución).
“¡Es cuánto!”, puntualizó la presidencia de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.
En el sentido occidental más estridente de la geopolítica aplicada en el quehacer mexicano, “mientras la cabeza esté dividida en dos partes, se trata de una enfermedad, de una grave afección adversa. Es un periodo de una enfermedad grave que el mundo está atravesando ahora".
La frase corresponde al presidente ruso Vladimir Putin, recayéndole “como anillo al dedo" a su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien se ha connotado por ser “la realeza de la narco-mafia-azteca”, la cual ha generado que el pueblo ya esté angustiado y desesperado por tanto crimen, tanta brutalidad de la violencia aplicada en la inseguridad.
Y lo peor es que “el mandatario mexicano sigue sembrando la semilla de la discordia”, que si bien más de 30 millones de personas lo encumbraron democráticamente como presidente de México, le dieron tanto poder que se deformó como un “patriarca” que despacha desde Palacio Nacional, desde donde también diseña su estratagema para establecer vendettas en contra de los enemigos de su partido, Morena, en la víspera de los comicios federales del domingo 2 de junio de este año.
Una vez que los mexicanos unan su repudio en contra de la mal llamada Cuarta Transformación —que para millones se trata de sistémicas venganzas denominada la Cuarta Deformación por tratar de sembrar una parasitaria doctrina del comunismo más rancio del mundo—, López Obrador será juzgado por haber manipulado el alma misma de esta gran nación, y atentar el sagrado proceso de justicia, con la cual se debe aplicar la justicia con sentido juarista: “Para los Amigos, Justicia y Gracia. Para los Enemigos, la Ley a Secas”.
Pero es pertinente alertar que la sociedad en general, no debe espera que ese “sicópata idiota fuera de control, con su maldita obstinación”, pudiera transmutar la paz social en un ¡México en llamas!, que esa es la tirada del fratricida tabasqueño.
Su frase “A mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, quedará en el basurero de la historia y una incógnita para Ripley.
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