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López Obrador es un caso perdido pues no se gobierna ni así mismo



. BLAS A. BUENDÍA. ……………………………………………….

"Mucha ignorancia para tanta inteligencia del pueblo mexicano”, representa un fuerte jalón de orejas para los mexicanos cuando la presidenta de Perú, Dina Boluarte, dibujó a México como país de lo peorcito del mundo.

¡López Obrador es un caso perdido!, en pocas palabras, “no se gobierna ni así mismo...”, porque se ha transformado en un infractor consuetudinario de la Constitución, que en otros tiempos estaría en la cárcel purgando una merecida condena.

Es la posición política-jurídica que emitió la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., la cual rememoró la importantísima valides del legado que Don Justo Sierra, ese hombre que lucía en su mentón un mechón de barbas, nacido en el estado de Campeche en 1848, y fallecido en Madrid, España, en 1912.

Fue un escritor y político mexicano, uno de los forjadores del México moderno. Abogado y periodista liberal, luchó al lado de Benito Juárez; con posterioridad adoptó posiciones conservadoras y, durante el porfiriato, fue subsecretario de Instrucción Pública. Apoyó después a Madero, fundó la Universidad Nacional de México (1910) y representó a su país en España (1911-1912).

Don Justo Sierra Méndez, promotor principalísimo de nuestra actual Universidad Nacional Autónoma de México, antes Universidad Nacional de México, quien fuera además político y discípulo de Ignacio Manuel Altamirano, pudo decir en Madrid, antes de morir: “Un jefe de partido puede ser de arranques e impulsos; un jefe de nación ni puede ni debe ser así; para gobernar a los otros es preciso gobernarse así mismo”. ¡Bien por el Maestro de América!, celebró la mencionada Academia presidida por el prestigiado abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz.

Explicó el jurista nacido en la Ciudad de México, que “para poder entender a la perfección la reflexión efectuada por uno de los intelectuales y políticos más reconocidos de nuestra República y cuya obra destacada lo fue la Evolución Política del Pueblo Mexicano, es indispensable hablar un poco de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Porque alrededor de imponer, informar, amedrentar, infligir, destruir y eludir la ley, gira un concepto que es el de respetar la misma. Ese concepto por desde luego se aplica a aquél jefe de Nación que ni puede ni debe ser así”, precisó Woolrich.

Apuntó: “La Suprema Ley debería de haber sido materia de estudio de Andrés Manuel López Obrador, durante su estancia, si es que estuvo, en la casa estudiantil fundada por Don Justo Sierra. Pero muchos pensamos que antes de aprender algo, deberíamos aprender a gobernarnos a nosotros mismos, para con ello ser congruentes en nuestra manera de pensar, actuar y prometer”.

Hay en un cierto individuo de esta Cuarta Transformación de la Nación una enorme cantidad de pensamientos, promesas incumplidas, operaciones dudosas, sentimientos de confronta, que no deberían de existir en él ya que el presidente López es un Siervo de la Nación, y todo ello es el resultado de un mecanismo psíquico para dar continuidad al poder y perpetuarse en él. Esos modos mentales adquiridos, como todos sabemos, son de enorme cantidad”, estableció.

Analizó que en la mayor parte de la gobernanza y política actual existen ingredientes derivados por el desacato a la ley. Ahora bien, adviértase en el lenguaje de ese gobernante que su modo mental no es adecuado para “gobernar a los otros”, según el reflexionar de Don Justo Sierra; es un repertorio de conceptos que el gobernante ha preconstituido y que existe en su incongruencia y en torno a ella.

Las emociones del poder ejecutivo parecen tener acentos más marcados cuando habla y se entromete en política internacional, tan es así que en horas recientes la C. Presidenta de la República de Perú Doña Dina Boluarte, dijo algo muy vinculado con la reflexión de Don Justo Sierra, y ello fue tan fuerte, como tan claro: “Mucha ignorancia para tanta inteligencia del pueblo mexicano”.

“Ahora ya todo México entiende a cabalidad la reflexión de aquél forjador de nuestra Nación, abogado, principal historiador liberal y campechano de excepción.

Como educador, Justo Sierra promovió el cambio del concepto de "instrucción" por el de "educación", la unificación lingüística del país, la autonomía de los jardines de niños, el reconocimiento del magisterio en el nivel superior, un sistema de becas para los alumnos más aventajados y la difusión de las bellas artes.

Representó a México en el Congreso Hispanoamericano de Madrid, y después del triunfo de la Revolución, el presidente Francisco Madero lo envió como ministro plenipotenciario a España, donde murió. Su cadáver fue repatriado solemnemente a su país.

¿Y de López Obrador qué se podrá decir dentro del ambiente jurídico del positivismo? Este costeñito y forajido de cuatro espuelas, forma parte del retrogradismo, es decir, mutarse como una persona que en vez de pensar en crecer y evolucionar para el beneficio de la sociedad, se aferra al pasado. O sea que no acepta el desarrollo social de los mexicanos.

Por eso, sus críticos, siguen afirmando que “López Obrador es un peligro para el mundo”.

¡Es cuanto!, asentó el penalista Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.

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