Mercados populares, principales problemas a lo que enfrentan

Los mercados mexicanos son un festín de los sentidos, representan cohesión e identidad. Un vínculo con el territorio y la comunidad, que no deben de desaparecer, sino todo lo contrario, darles el valor cultural y de historia que representa para nuestro país.

Durante el Foro, denominado “MERCADOS Y CONCENTRACIÓN: REALIDAD, RETOS Y SUSTENTABILIDAD”, coordinado por Fernando García, Presidente de la Fundación Pro Mercados y Concentraciones, se trataron temas como Cuáles son los verdaderos problemas de los 329 mercados y concentraciones; Base y sustento jurídico; Infraestructura; Modernidad; Retos y Conclusión general.

Participaron el diputado Ricardo Fuentes Gómez, la legisladora, Jannete Elizabeth Guerrero Maya, ambos del Congreso de la Ciudad de México, reconocieron las anomalías que existen en los mercados populares de la Metrópoli.

También participaron analistas políticos, la que escribe, la activista, Elizabeth Tapia Silva, del Colectivo de Mueres, Casa de la Luna, en Coyoacán y el politologo, Ricardo Dupre, coincidiendo que debe de haber unión y caminar juntos para que los diputados del CDCMX, trabajen a favor de los mercados populares.

El mercado desde siempre ha existido, cumpliendo con su misión social de satisfacer diversas necesidades de consumo, ha sido escenario de hechos históricos; ha marcado a clases sociales; e incluso ha funcionado como “motor de modernidad”.

Sin embargo, los mercados luchan por sobrevivir ante la globalización. Con los súper mercados de la actualidad. Pues los intereses económicos y políticos están por encima de los mercados populares.

Los mercados en México son espacios con historia, un patrimonio universal, misma que invita a reflexionar y posicionar el tema por la relevancia que encierra de conservar la riqueza material y cultural de nuestro país.

La mayoría de los mercados públicos se construyeron entre los años 40 y 60 del siglo pasado, y hasta el momento siguen conservando su esencia ancestral.

Actualmente viene arrastrando un sinfín de problemas, mismos que deben ser atendidos a la brevedad.

Como defensora del Colectivo de mujeres Casa de la luna, he tenido conocimiento de las quejas por los mismos locatarios de la zona. Con problemáticas que vienen acumulándose y que lejos de disminuir se han incrementado.

Donde refieren pésimas condiciones físicas y sanitariamente. Falta agua, los circuitos eléctricos, drenaje e infraestructura los hacen muy vulnerables a los siniestros y accidentes.

Mantenimiento permanente, estacionamientos, servicio de limpieza, mayor vigilancia, alumbrado público y regularización jurídica de sus espacios, son algunas de las problemáticas expuestas por locatarios y usuarios del referido mercado, al señalar que todo ese problema en su conjunto ahuyentan a sus clientes.

Aunque existe un presupuesto del Gobierno Central para los mercados, no se ve, porque los alcaldes algunas veces los destinan a otras cosas y ocasiones para ellos mismos.

Algo muy interesante que hemos encontrado es que dentro de los mercados hay arquitectos, licenciados, pero como no tienen trabajo de su profesión y están en el desempleo.

Que importante sería contar con un legislado, que salga de los comerciantes, quienes saben los verdaderos problemas de los locatarios y si vería por sus intereses.

Donde se legisle a favor de los mercados públicos y cuenten con una ley que les permita contar con certeza jurídica y ampliar sus giros comerciales de bienes y servicios, generar protección y competencia económica, contar con mayores recursos económicos y con programas de protección civil, guarderías.

Así mismo es de suma importancia que las alcaldías vigilen, supervisan y atiendan de manera permanente la situación en que se encuentra la infraestructura de estos espacios de comercio, para evitar afectaciones mayores al patrimonio de la ciudad.

Pero no sólo eso, el cuidado y preservación de los mercados públicos en la Ciudad es importante, ya que también constituyen la fuente de empleo de más de 250 mil personas, cubren 23% del abasto de los capitalinos y generan una derrama económica de nueve mil millones de pesos al año.

“Si los modernizamos, les otorgamos un marco normativo adecuado a la realidad y les garantizamos recursos para un mantenimiento permanente, acabaremos con sus problemas y los convertiremos en un motor aún más grande para desarrollar la economía de la ciudad”.

Y del mismo modo estaremos contribuyendo a conservar y preservar un patrimonio histórico, donde se entremezclan el proceso cotidiano de comprar y vender siga siendo “el festín de los sentidos”.

Se vive en los mercados una sinfonía de colores, el ir y venir de un vibrante y bullicioso enjambre humano que habla, grita, canta y" pregona, regatea, ríe…cuando el escéptico e impersonal acto de compra y venta en un ambiente sofisticado de un supermercado moderno

Estas tiendas de auto servicio sustituyen la aventura de sumergir nuestra humanidad en el rito generoso y fecundo del mercado mexicano, estaremos inmersos en la magia de una de las instituciones del costumbrismo mexicano más bellas y genuinas y que sobrevive gracias a su vitalidad arrolladora y a sus provocativos contenidos de calor humano y a sus posibilidades de comunicación y convivencia humana.

Ciertamente el mercado público es en donde todo se vende y todo se compra a mejor precio.

“Pero qué mercado de autoservicio lo sustituye, el coro de miles de colmenas humanas que, río caudaloso, pintan excelentes murales de vida con la alucinación de sus voces y murmullos; tonificado con la sustancia popular que corre por las palpitantes arterias del mexicanismo mercado”.

Escenario a todo color y en vivo, al que todos nos volvemos actores, espectadores y críticos. Teatros urbanos de convivencia en el que compradores y vendedores aportamos algo y un todo: curiosidad, búsqueda de procuración de emociones, solidaridad.