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Obrador, traidor del último reducto de legalidad moral. Ley destrozada.



Morena, que es el Movimiento de Regeneración Nacional que manipula el caudillo de Palacio Nacional, que junto con el jefe del Ejecutivo juegan un papel preponderantemente peligroso porque la nación podría levantarse en armas ante tantos errores y fracasos que se han venido cometido, Andrés Manuel López Obrador ha traicionado el último reducto de legalidad moral, abrazando el totalitarismo del siglo XX

Lo que se creía que ya estaba superado frente a las tragedias que se han registrado a lo largo de la historia universal, el comunismo de la Rusia fue implantado por diversos soñadores que hasta hoy en día, muchos “estadistas” sobre todo de América Latina, han copiado esos destinos del mal.

Si bien la vox populi ya está cansada de sus políticos por la simpleza que los marrulleros secuestradores del poder de la izquierda, inspirados en el segregacionismo al muy estilo stalinismo, los morenistas junto con su guía y huésped de Palacio Nacional, buscan apoderarse de todo para seguir destruyendo las instituciones republicanas de México.

Vladímir Lenin, por ejemplo, fue un político, revolucionario, teórico político, filósofo y líder comunista​ ruso, a quien ahora López Obrador no solo pretende retomar y mezclar también la bandera del Benemérito de las Américas, sino ir más allá de nuestras fronteras, copiando burdamente a quienes se han convertido en verdugos de sus pueblos dejando una estela de horror y muerte, como lo registró la Revolución de Octubre de 1917, y la del 10 en México.

En los tiempos de la Guerra Fría, Lenin quien era un demócrata, apreciaba la labor de sus colaboradores judíos, no así Josef Stalin quien los despreciaba por instinto. Es decir, que al paso del tiempo, políticos de la ralea de MORENA, se acentuó la degradación de la política donde sinvergüenzas manipulan el poder encabezados por Obrador.

Pero el gobierno del PejeLagarto no tiene ni pies ni cabeza, políticamente está extraviado porque su Cuarta Transformación ni siquiera se acerca a lo que significa el marxismo, y mucho menos que ofrezca contribuciones al pensamiento del leninismo, o más conocido como marxismo-leninismo, ideología socialista que se expandiría por la mayor parte del bloque comunista y en el segundo mundo durante la Guerra Fría. Más bien, es otra rústica copia del neoliberalismo criminal.

Ante esas vicisitudes, México perdió prontamente el rumbo del Estado del Derecho creándose una ínsula del poder totalitarista, muy apto para expandirse en el fenómeno de la Oclocracia, donde Obrador —surgido de la muchedumbre— se ha transformado en un dictador, en un fascista, en un despótico, en un absolutista, en un tirano, donde las fuerzas armas de México, lastimosamente omiten intervenir para salvar y restaurar a la República, convirtiéndose en cómplices y auténticos enemigos de la Patria.

La historia es fiel de crueles sucesos, ya que las dictaduras militares suelen ser totalitarias, pero lo curioso que López Obrador, un sujeto que en toda su vida se ha transmutado en un político insolente al grado de convertirse en un fratricida y en un zoofílico, cuando fue joven nunca cumplió con un deber moral: hacer su Servicio Militar, ejercicio castrense que era obligatorio para todo ciudadano mexicano que haya cumplido los 18 años de edad.

El perfil sicológico del actual Presidente de México, sin embargo, está lleno de horrores y complejidades, porque siempre se ha centrado en los escándalos de ocho columnas en la prensa nacional, ocupando ahora espacios en rotativos prestigiados de todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos de Norteamérica.

La inmoralidad. La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C., en este contexto, calificó como especialmente escandalosa y antidemocrática la actitud asumida por Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Primer Magistrado de la Nación, por muchos factores negativos.

Al fijar su postura política-jurídica, alertó que México se halla en la completa degradación, toda vez que para el tristemente célebre líder de la Cuarta Transformación, “no existe ni la Constitución, ni la justicia, ni la dignidad, ni la congruencia, ni la decencia, ni la diplomacia, ni el amor por México”.

El fervor y el amor del Congreso de la Unión hacia su Cuarta Transformación de la Nación, se sintetiza con una sola conclusión —sus ocurrencias para gobernar son algo más que órdenes para ser sumisos al delirio de su poder—.

Por si cupiese alguna duda sobre el sentido exacto de su actitud —en la torpeza de la locura—, diputados y senadores del movimiento de degradación nacional añaden, con notable sumisión: “Alejandro Gertz Manero es decente y confiamos en la gran justicia que procura”, cuando éste sujeto se ve envuelto en escándalos antijurídicos impulsados por él mismo, sometiendo a su criterio unipersonal, a casi todo el aparato del Poder Judicial local y federal.

El simple hecho de ser un fiscal a modo de la Cuarta Transformación, lo convierte ipso facto en un apéndice y cómplice de la ignominia del gobierno. No en vano es uno de los más “cualificados” y “calificados”, exponentes de la injusticia e inmundicia propiciada por la narco-política a la cual protege por su “notable” omisión a indagarla.

Nada de esto parece tener una explicación razonable para nuestra Constitución Política; esas tropelías y sinvergüenzadas de enorme calado para la justicia, terminan por denigrar y acusar a esa mentada Cuarta Transformación de cómplice de la narco-polītica.

El referido desmán expuesto en pasadas líneas, se explica políticamente en el sentido —no comprendido, ni redactado en la ley— de que la narco-polītica heredada del neoliberalismo, aceptada y avalada por el gobierno actual, les permite un ingreso económico para tratar de perpetuarse en el poder.

Esa prostitución y denigración de la política requiere por completo de la servidumbre y omisión del Fiscal General de la República para no investigar el fenómeno del narcotráfico, requiere obedecer de las órdenes que emita y dicte el poder del narcotráfico. En pocas palabras, en la Unión Americana consideran a Obrador como un presidente emanado del narcotráfico.

De todas las indignidades, prevalece la más dañina para la justicia y para México. En nombre de los grandes proyectos políticos de la Cuarta Transformación para perpetuarse en el poder. En nombre del estruendo de la —razón de Estado— para no indagar al narcotráfico responsable de las grandes desgracias de la Nación, dando pie a la indecencia y existencia de un narco-gobierno de facto que controla paradójicamente al constitucional.

En contra de todo ello, cabe mencionar, México tiene siempre, pese a todo, la posibilidad de actuar y comportarse con la dignidad republicana que merece, porque existe escuela, existe talento. Así será cuando desaparezca la ceguera jurídica que impide a tantos ver la realidad. Para ello se requiere de una Justicia Constitucional.

“Esas exhibiciones del poder de la ignominia, del poder de la narco-polītica, del poder de un mal entendido gobierno que, sin duda alguna, se consideran asistidos del derecho a delinquir impunemente de nada les va a servir, cuando obligemos como mexicanos a que se aplique la Constitución Política. ¡Es cuánto!”, puntualizó la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C., que preside el prestigiado penalista Alberto Woolrich Ortiz.

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