Tendencia a la flexibilidad de Credo La doctrina continúa
. YOSELIN GARCIA HERNANDEZ. ………………..
La disminución de creyentes religiosos en el mundo algunos la justifican porque las sociedades avanzan hacia un proceso de secularización, donde las explicaciones racionales tienen mayor cabida en una población cada vez más preparada que se dirige a no tener religión, opina el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Ariel Corpus Flores.
Sin embargo, otras líneas de investigación indican que hay quienes no dejan de creer, pero están saliendo de las instituciones religiosas, especialmente de las iglesias institucionalizadas, burocráticas, que defienden una sola verdad y una forma única de concebir la realidad, sin dar margen a los seguidores para identificarse con sus creencias.
“Estas personas están optando por devociones más flexibles, sin una estructura institucionalizada”. En ese sentido, el experto reconoce en entrevista que estos argumentos son difíciles de captar en un censo, el cual trabaja con formas de religión institucionalizadas.
De acuerdo con el especialista, grupos con orientaciones sexogenéricas diferentes no encuentran cabida en estas iglesias institucionalizadas, las cuales tienen una postura binaria hombre-mujer. Algunos han sido marginados y otros han creado sus propias comunidades de fe, en esta tendencia a la flexibilidad de credo, sin una verdad absoluta.
En tanto, en algunos casos hay denuncias de violaciones a los derechos humanos dentro de la iglesia, como la pederastia, y también es motivo para que los creyentes salgan de la institución y se alejen de lo religioso.
Pero la religión prevalece en todas las culturas humanas conocidas a lo largo de la historia, toda vez que es un sistema simbólico y de creencias. “Somos animales con necesidades simbólicas, que necesitamos representar las cosas que no entendemos, requerimos darle sentido a lo que no podemos comprender y refugiarnos en elementos más allá de la vida cotidiana”, manifiesta Corpus Flores.
Con motivo del Día Mundial de la Religión, que este año se conmemora el 15 de enero, el antropólogo señala: en el orbe se mantiene el paradigma de la secularización, el cual sostiene las explicaciones del mundo con base en la ciencia y en los descubrimientos. “Esta tendencia se ha venido posicionando a lo largo de los últimos 100 años, pero ante ello lo religioso no ha mermado y sigue teniendo presencia en muchas de las sociedades y culturas”.
También considera que la presencia de la religión continúa porque en ocasiones la ciencia carece de todas las respuestas y porque tampoco las explicaciones, con base en el racionamiento científico, cumplen las expectativas de las personas, ni satisfacen el sentido de la vida en los individuos, lo que sí hace el simbolismo de la religión.
Corpus Flores, profesor de la licenciatura en Antropología de la FCPyS, detalla que los seres humanos tendemos a practicar alguna ritualidad, creer en cierta deidad o entidad diferente a nosotros. “Esto genera certeza, certidumbre, procesos de identidad y de cohesión, elementos que hacen que lo religioso siga permaneciendo a pesar de que en nuestras sociedades se impone un paradigma científico”.
Estima que cuando se enfrentan dos personas arraigadas en diferentes convicciones se genera una serie de conflictos. Las doctrinas están situadas en elementos diversos, somos nosotros quienes les adjudicamos valoraciones positivas o negativas. Pero cuando expresan otro sistema de creencias y valores, ahí es donde puede haber divergencias. El aspecto religioso nunca está aislado; por el contrario, siempre está cerca de otras posturas, como la política.
El fanatismo está en numerosos elementos y no solamente en lo religioso. Cuando se carece de buena comunicación, un adecuado intercambio de ideas, un grupo creyente se puede sentir amenazado, añade.
Hacia la modernidad. Al explicar lo que sucede en el islam, el profesor universitario sostiene que no solo las religiones tienen estos modelos extremistas exacerbados, sino que se encuentran en distintos elementos de la vida social.
“La contraparte de lo religioso, el mundo laico-secular, también puede tener esos extremos que propician lo que se denomina fanatismo”. Cuando hay un contexto así también está mezclado lo político, identitario y social, precisa.
Los extremismos también se producen cuando en un sitio geográfico donde conviven varias religiones, estas no logran adaptarse a las formas de vida contemporáneas.
Mientras las sociedades avanzan hacia mayor apertura de los derechos humanos, en especial de las mujeres, surgen estas manifestaciones que están en desacuerdo porque sus bases de creencias no consideran esos cambios hacia la modernidad, abunda Corpus Flores.
En estos casos se producen choques y confrontaciones. “Entre los grupos islamistas radicales hay conflictos que desencadenan estos elementos, porque se desequilibra su estructura y la iglesia está muy ligada a procesos de identidad que se rompe con estos enfrentamientos”, puntualiza.
Para analizar la situación de los dogmas en México, Corpus Flores cita el Censo Nacional de Población y Vivienda, elaborado en 2020 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el cual reveló que 77.7 por ciento de la población se declaró católica, es decir, 19 puntos menos que en 1980 y 10.2 puntos menos que en 2000.
Quienes declararon pertenecer a iglesias protestantes y evangélicas pasaron de 3.2 por ciento en 1980 a 7.3 en 2000; y a 11.2 en 2020. En tanto, las personas sin religión alcanzaron 3.1 en 1980; 4.7 en 2010; y 10.6 en 2020. En síntesis, una de cada diez personas en México no pertenece a credo alguno, comenta.
A partir de 1951, el tercer domingo de enero se celebra el Día Mundial de la Religión, fecha creada con el objetivo de que exista tolerancia entre las personas y los países sobre el tipo de credo que profesan, a fin de evitar todo tipo de conflicto, donde se respete la libertad de culto como derecho universal
Hace 73 años, la Asamblea Nacional Espiritual de la religión Bahá’í, con sede en Estados Unidos, presentó una iniciativa con el ánimo de destacar la existencia de principios espirituales comunes entre las distintas agrupaciones religiosas en el planeta.
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