Trajano es el Pueblo y la Espada nuestra Constitución. Decide AMLO, ¿cómo la usamos?: A. Woolrich.

Filósofos coinciden que la razón tiene una función moral, enmarcada en el estereotipo de la ética, como ciencia, exacta y absoluta.

Hombres extraordinarios de todos los tiempos han profundizado y extendido el análisis de estos dos conceptos fundamentales en la formación sólida del hombre y de la sociedad: razón y moral.

Empero, la sociedad y el individuo han olvidado el uso de la razón, en cambio, han perfeccionado el empleo engañoso del concepto moral para ocultar pretensiones individuales.

Pero la humanidad ha demostrado que tiene capacidad para abandonar el ejercicio de la única facultad que le distingue y lo hace singular: el razonamiento.

La historia está saturada de acciones de la humanidad alejadas totalmente de lo razonable, sometiéndose a la voluntad de los intereses irrazonables (Léase proyecto sinrazón del obradorismo).

En este contexto, la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C. precisa que bien decía el ilustre tratadista italiano Leonardo Sciascia quien defendía en sus ensayos la moral de la razón frente a la desintegración y el caos propugnados por la mafia: ‘’Hay que alimentar, pese a todo, nuestras esperanzas en la justicia’’.

En efecto, añade, a través y por medio de ese milagroso camino de fe en la justicia, se establece, solidifica y finca una relación inquebrantable que une no solo fuerte, sino arrolladoramente a nuestra Constitución Política con la búsqueda de la verdad. Ahí, no solo se afirma y refuerza la unidad de la democracia en nuestra República, sino que se expande el engrandecimiento de nuestra Nación.

Como ya se reseñado en la cadena de reflexiones, México tiene y cuenta con una profunda e improrrogable necesidad de justicia, rigor y dignidad institucional.

Al igual que muchos sectores de la sociedad lo han avizorado, para la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, “México también vive en una profunda crisis de desconfianza en las instituciones del Estado encargadas de proveer, procurar, impartir y administrar justicia.

“Muy a pesar de la opinión en contrario que a la fecha sostiene el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y muchos de sus funcionarios nombrados por él, pese a todo ello, la justicia y las instituciones vinculadas con ella, no se han podido librar de ese recelo y deshonor”.

Sentencia: “En verdad que las resoluciones, judicializaciones, determinaciones, acuerdos, sentencias u opiniones emitidas por múltiples agentes del ministerio público, fiscales, jueces, magistrados y ministros del entorno de procuración e impartición de justicia, llenan millones de cuartillas muy densas e injustas y en la mayoría de ellas se plasman arbitrariedades, abusos de poder, tráfico de influencias, incorrectas aplicaciones de la norma, injusticias y muy largos etcéteras”.

Añade: “Verdad es también que en dicho ámbito sigue prevaleciendo la corrupción y protección a la delincuencia, lo cual impide una efectiva garantía de los derechos y libertades de los mexicanos, dando como consecuencia que la letra de la ley sea letra muerta y no se le dé valía a la escritura y espíritu de nuestra Carta Magna.

“Y es verdad, así mismo, que hasta la fecha nuestros recintos de justicia (con muy honrosas excepciones) se han comportado con carencia de ética profesional e incongruentemente, ello en prejuicio de nuestro México”, subrayó la Academia.

Al respecto, el penalista Alberto Woolrich Ortiz, presidente del mencionado ateneo de ilustres abogados, reiteró su llamado al Ejecutivo federal de reencauzar el Estado de Derecho que nuestro país ha perdido, acrecentándose más en esta administración.

Tanta suciedad, indecencia, inmundicia, basura y corrupción prevalece en nuestros tribunales, agencias del ministerio público, fiscalías, tanto descredito acumulado y ganado a pulso, han creado un dique de contención a la justicia y pese a ello el Foro Independiente de la República, sigue manteniendo sus esperanzas en ella. No obstando para ello que se le siga brindando impunidad y protección a la narco-política”.

Recapituló que cuando el emperador romano Marco Ulpio Trajano, proveniente de familia indígena entregó a Pretorio la Espada, símbolo de la Justicia, le expreso bien claro: ‘’Úsala en mi favor si gobernara con justicia y, si no, contra mí‘’.

“Andrés Manuel López Obrador, la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C., hoy te recuerda que en esta Cuarta Transformación de la Nación, Trajano es el Pueblo y la Espada nuestra Constitución Política. Decide ¿cómo la usamos? ¡Es cuanto...!”, determinó el Jurisconsulto Alberto Woolrich Ortiz.

Resumiendo, Marco Ulpio Trajano fue emperador romano desde el año 98 hasta su muerte en 117 d. C., enalteciéndose su memoria con la Columna de Trajano, localizada en Roma, Italia. Trajano nació en Itálica, cuidad romana situada en lo que hoy en día es Santiponce (Sevilla), una importante ciudad romana que fue cuna de tres emperadores (Trajano, Adriano y Teodosio I el Grande). Trajano es considerado como el primer emperador provincial, concretamente proveniente de una familia indígena turdetana, aunque entroncada con otra de antiguos colonos itálicos asentados en esta provincia.​

Durante todo su gobierno se caracterizó por ser un hombre que creía en la buena administración antes que en impulsivas reformas. Trajano, destacó por su conservadurismo tanto en el ámbito civil como en el militar y pasó a la Historia como uno de los mejores administradores de Roma.

Fue clave la expansión de Roma durante su gobierno. Construyó una gran cantidad de monumentos. Creó un programa de bienestar con tintes sociales, y no políticos. Con él, Roma alcanzó su máximo esplendor militar. Trajano, vivió en armonía y entrañable amistad con Pompeya Plotina. No tuvo descendencia.