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VOX POPULI


Desde hace unos diez años la mayoría de los actuales residentes de la Unidad Habitacional (UH) La Palma, ubicada en Avenida Tláhuac, No. 4433, Colonia Lomas Estrella, Alcaldía Iztapalapa, C.P. 09890, CDMX., viven un verdadero estado de zozobra, que va más allá del actual estado de incertidumbre jurídica respecto a la tenencia de los departamentos que habitan.

Y esta preocupación a la que me refiero, se debe al estado de coacción que el Sr. Antonio Flores Martínez y su gavilla de golpeadores –entre los que se encuentra su propio hijo-, ejercen cotidianamente sobre cada uno de los vecinos, violencia que se ejecuta de diferentes formas, entre la que se encuentra el control irrestricto de la puerta principal de entrada a la UH, no solo ejercen censura sobre la movilidad de los habitantes, sino también sobre las visitas y los prestadores de servicios, que por solicitud de algún vecino demandan alguna asistencia, y esto, aun estando acompañado por el residente.

Este control y censura en el manejo de la puerta principal de la UH, no es un resultado de acuerdos en asamblea vecinal, por parte de los residentes, en la que hayan manifestado, como derecho a su movilidad, acuerdos consensuados en los que por normas queden reflejados sus hábitos y necesidades fundamentales para el uso de la puerta principal. Incluso, están arbitrario que, al no existir un reglamento para su uso, las disposiciones que se asumen son proporcional al estado emocional o de prejuicio de aquel que desempeña la función de portero, lo cual disminuye drásticamente el derecho de movilidad.

Por otro lado, los residentes a lo largo de estos años en mención, han venido pagando diferentes cuotas por servicios y beneficios, unos visibles y otros invisibles. Los que son visibles por sensibles: compra de un transformador eléctrico, cuota por consumo de energía eléctrica, agua potable, estacionamiento. Entre los invisibles esta: cuota por el pago del terreno… Por estas aportaciones. Los residentes no reciben recibos que avalen sus aportaciones.

El Sr. Flores Martínez, asume roles que le corresponden a las instituciones municipales y estatales, al realizar cobro por servicios que les corresponden al Estado y no a particulares, en clara violación a la ley.

La fragilidad emocional de los vecinos ha llegado a tal nivel, que a sabiendas del atropello, vejación y humillación que sufren cotidianamente, no reivindican sus derechos y justifican su vulnerabilidad, en el hecho de la necesidad que tienen por la vivienda, o sea, el Sr. Flores Martínez al conocer esta necesidad, violenta la dignidad de cada uno de los residentes a su antojo. A tal punto, que los obliga a participar en actividades políticas o de protestas, bajo amenazas donde media la tenencia de la vivienda.

Esta situación emocional en la que viven los vecinos de la UH La Palma, es semejante al síndrome de Estocolmo. “…es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines…”.

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