Ángel Verdugo, víctima de la corrupción de Palacio Nacional

El Consejo Editorial del Grupo Imagen que integra al periódico Excélsior y multimedios de televisión bajo la señal de ADN-40, expulsó a uno de sus comentaristas más críticos del sistema, Don Ángel Verdugo Beltrán, al ser coaccionado indebidamente y tratar de “acallar su voz y su pluma” por el ofrecimiento de prebendas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Narró, en entrevista con La Otra Opinión que conduce el periodista Ricardo Alemán, se debió a que Verdugo tenía que autocensurarse con temas fundamentales como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y no criticar, en lo más mínimo, la administración del Ejecutivo federal.

Ante la presión que el funcionario de Grupo Imagen ejerció en Verdugo y a quien le comunicó que esta decisión emanó de una reunión de Consejo del GI, era para conminarlo, y se abstuviera en seguir “hablando mal” de “esos temas básicos”.

Verdugo respondió que él, en lo particular y conforme a su experiencia, "ya no nos podemos chupar el dedo", porque consideró que a todas luces, la Presidencia de la República, literalmente "pidió su cabeza" ante su presunta rebeldía.

En la víspera, destacó que recibió una llamada telefónica vía celular por parte de un funcionario de la Presidencia de la República cuyo nombre no reveló, quien le exhortó a que “ya le bajara” a la intensidad de sus comentarios, por lo que el periodista evitó todo compromiso a pesar de la insistencia de coaccionarlo, no obstante que el Consejo Editorial de Grupo Imagen, ejecutó el verduguillo en contra de Don Ángel.

Ante el embate de boicotear su función como periodista crítico, y contemplar que en el pasado durante los regímenes “demócratas” pero dictatoriales de los presidente Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, fue encarcelado por espacio de más de tres años en la Penitenciaría de Lecumberri, con motivo del Movimiento Estudiantil de 1968.

Rechazó contundentemente tolerar y permitir la coacción gubernamental para ejercer un periodismo de consigna, en esta propia época en que México vive de otro extraordinario peligro cuando un enemigo a la Patria despacha desde Palacio Nacional y quien pretende cambiar el rumbo político del país por un régimen comunista, no sin antes pasar por revivir el socialismo que ensayó engendrar Echeverría, quien “también tenía preocupación” por acabar con la pobreza de millones de mexicanos.

Ángel Verdugo, por cuestiones de ética, se negó apegarse a las órdenes de ese Consejo Editorial que a toda luces “Grupo Imagen se dobló ante la 4T”, dejando a la disquisición que se trata de una directriz amañada presuntamente corrompida, frente a un gobierno que, como otros del pasado, presionan a los dueños de los medios para expulsar de sus filas a reporteros y comentaristas que no se alineen a “guardar orden editorial”, a cambio de prebendas económicamente millonarias, lo que significa que los tentáculos de la corrupción no han desaparecido para tener el control de la prensa, una prensa controlada y una prensa mediatizada.

Para Ángel Verdugo, frente a este gobierno -remedo de una izquierda, que no es izquierda-, sino claramente Andrés Manuel López Obrador engatusó a millones para hacerse del poder por la vía democrática, encabeza una caterva de funcionarios que junto con el Ejecutivo, arbitraria e impunemente vienen violentando las leyes y los preceptos constitucionales, a su conveniencia y defensa de sus intereses oscuros.

La expulsión de Verdugo del Grupo Imagen forma parte de una turbadora estrategia política y de presión por parte del gobierno de López Obrador en contra de periodistas a quienes no les acepta ninguna crítica, ya que la mofa tras fronteras, han ridiculizado la endeble figura presidencial de México.

En este tipo de incidentes probablemente intervinieron agentes de alto poder, como la figura del coordinador de Comunicación Social, Jesús Ramírez Cuevas; o el titular de la Consejería Jurídica de Palacio Nacional, Julio Scherer Ibarra, para amenazar a los medios y hacer una purga de periodistas incómodos.

Era evidente su salida de Grupo Imagen tras 15 años de intensa actividad periodística en el género de análisis y crítica fundamentada, que a pesar de esta gran lección que sufren cotidianamente reporteros, periodistas y comentaristas, Ángel Verdugo, sin duda alguna, sigue siendo un hombre de primera línea, un hombre de principios, un hombre de pensamientos fundamentales, un hombre aguerrido, un hombre excepcional y un hombre de una sola pieza.

El 83, último reducto constitucional. Ángel Verdugo vislumbra los prolegómenos de una dictadura en México debido a las tendenciosas ambiciones de poder de López Obrador, por lo que afortunadamente basa su argumento en el artículo 83 constitucional al que ponderó como “el último reducto” de nuestra Carta Magna.

Artículo 83. El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto. Artículo reformado DOF 22-01-192

Al advertir que “seguiré luchando desde la trinchera del periodismo”, Ángel Verdugo -que hoy en día es noticia porque se enlista como otro periodista que el mal gobierno de Obrador promueve el desempleo dentro del gremio de prensa-, sospechó que Andrés Manuel, pese a lo que se especula, “no podrá reelegirse” por la existencia del apotegma constitucional “Voto Efectivo, no reelección”.

Dijo que la Cámara de Diputados, a pesar de ser el bastión de los morenistas que consolidan su mayoría y su Cuarta Transformación, no podrán cumplir la codicia del tabasqueño para romper la línea y acervo jurídico y cultural de Nuestra Carta Fundamental, en relación a una posible “reelección”, porque el Constituyente de 1917, elaboró una Norma Suprema que no podrá ser removida por nadie, aun cuando haya una rebelión ideológica sustentada en el 136 que es el último artículo constitucional.

Artículo 136. Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta.

A Andrés Manuel López Obrador –alerto Verdugo- cómo le gustaría desaparecer todo el sistema de partidos políticos de México, cuando de antemano ya los controla a través de las Cámaras del Congreso de la Unión, sobre todo con el Grupo Parlamentario de Morena en el Palacio Legislativo de San Lázaro, no así en el Senado de la República donde no reúne la mayoría del 50+1.

De la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ésta se transformó como un ente al servicio del presidente en turno, ya que su autonomía el propio López la vulneró con el control sistémico de Ministros que están bajo las órdenes del Jefe del Ejecutivo Federal.

El presidente actual tiene una escenografía de un poder omnímodo que controla desde el circo mañanero con decisiones garrafales y fuera de serie, al grado que Andrés Manuel López Obrador marca, mediáticamente, la Agenda Nacional de manera unipersonal; se pitorrea de todos los núcleos sociales como la comunidad intelectual, científicos, empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros, así en contra de la comunidad médica que viene sorteando peligrosamente su vida, en ocasión de la pandemia del Covid-19.